El fin de semana pasado celebramos el bautizo de mi hija menor. Fue un día lleno de emociones, familia, abrazos y buena comida. Entre tantos momentos bonitos, hubo uno en particular que me dejó pensando y que quiero compartir aquí. Es una escena sencilla, pero muy valiosa, especialmente si estás criando a un niño en el espectro autista, como yo.
Durante la comida, mi amigo Morris comenzó a convivir con mi hijo de 4 años. A ambos les encantan los autos de juguete, así que rápidamente conectaron. Morris incluso le regaló una pequeña motocicleta de Hot Wheels, que fue recibida con una sonrisa inmediata.
Un rato después, Morris tuvo la gran idea de mostrarle un video en su celular. No era un dibujo animado ni una historia. De hecho, es un video sorprendentemente simple: una especie de simulación de pista de carreras, con un fondo gris-granulado y unas líneas blancas que se mueven como si uno estuviera viajando por una pista interminable. No hay autos, no hay música, no hay colores llamativos. Solo el movimiento constante del “piso” de una pista de carreras, de pronto cruzas la línea de meta y después vuelve a iniciar la carrera. Aquí te lo dejo:
👉 Video de pista en movimiento

Lo que pasó fue asombroso. Mi hijo quedó totalmente enganchado. Usó su nueva motito para “conducir” sobre la pantalla, siguiéndola con atención y entusiasmo. Estuvo jugando tranquilo, concentrado y muy contento durante un buen rato. En medio del ruido, las conversaciones y el ajetreo de una fiesta familiar, él encontró calma en ese video tan sencillo.
¿Por qué algo tan simple puede ser tan poderoso?
Los niños autistas suelen sentirse más cómodos con estímulos visuales organizados, repetitivos y sin cambios inesperados. Este video ofrece justo eso:
- Movimiento constante y predecible
- Ausencia de sonidos o colores intensos
- Ningún objeto que distraiga o abrume
- Un patrón visual simple que invita a jugar y enfocarse
Y aunque para muchos puede parecer algo monótono, para un niño con esta condición puede ser todo lo contrario: una oportunidad para regularse emocionalmente y sumergirse en una experiencia placentera sin sentirse sobreestimulado.
Como papá, estos pequeños descubrimientos me llenan de gratitud. Me recuerdan que a veces las herramientas más efectivas son las más simples. Y que compartir lo que funciona con otros padres puede hacer una gran diferencia.
Gracias, Morris, por tu empatía y por regalarnos ese momento de conexión.
Si tú también tienes un hijo o hija que busca estímulos tranquilos y predecibles, te invito a probar con este video. Tal vez, como en nuestro caso, descubras algo que los ayude a encontrar un poco de paz y juego en medio del caos.
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