Ser padre no es fácil, y muchas veces decimos cosas sin darnos cuenta de cómo pueden afectar a nuestros hijos. Me he sorprendido más de una vez pronunciando frases que, aunque comunes, pueden tener un impacto negativo en su autoestima o emociones.
Con el tiempo, he aprendido que nuestras palabras pueden influir mucho más de lo que imaginamos. Este artículo nace de mis propias experiencias y errores, con la esperanza de ayudar a otros padres que, como yo, están aprendiendo sobre la marcha.

1. “Por lo menos no estás…”
Recuerdo una vez que mi hijo me expresó lo difícil que había sido un día para él. Sin pensarlo, respondí con algo como: “Por lo menos no te pasó algo peor”.
Creí que estaba ayudándolo a ver el lado positivo, pero en realidad estaba invalidando lo que sentía. Al hacerlo, le envié el mensaje de que sus emociones no eran importantes o que debía sentirse culpable por expresarlas. Ahora trato de responder con empatía, diciendo cosas como: “Entiendo que eso debe ser difícil para ti. ¿Cómo puedo ayudarte?”.
Mostrar empatía no significa minimizar o resolver el problema por ellos, sino acompañarlos y validar su experiencia.
2. “No es para tanto”
Otra frase que solía decir, especialmente cuando algo me parecía insignificante, era esta. Sin embargo, he notado que minimiza las preocupaciones de mi hijo, haciéndolo sentir que no tiene derecho a molestarse o preocuparse.
Hoy trato de escuchar primero, darle importancia a lo que siente, y después ayudarlo a procesarlo desde una perspectiva más calmada.

3. “Buen niño” o “Buena niña”
Este es un error común, pero aprendí que esta frase puede hacer que los niños sientan que su valor depende de sus acciones. Me di cuenta de que decirle a mi hijo “Qué bien lo hiciste, estoy muy orgulloso de ti” refuerza sus logros sin condicionar su identidad a lo que hace.
Reconocer sus esfuerzos de manera específica tiene un impacto mucho más positivo que usar etiquetas generales.
Si lo expresas de una forma ligeramente diferente, puede significar algo mucho más valioso para ellos. Puedes decir: “¡Estás haciendo un gran trabajo! Estoy muy orgulloso de ti”.
4. “Estoy harto de esto” o “Me estás volviendo loco”
En momentos de frustración, es fácil caer en frases como estas. Pero descubrí que expresar mi molestia de esta manera puede hacer que mi hijo sienta que su comportamiento afecta mi amor por él.
En lugar de centrarme en cómo su desobediencia me afecta, ahora trato de explicarle por qué una acción es incorrecta y cómo puede mejorar. Esto no solo reduce los conflictos, sino que también fomenta una comprensión más profunda de la importancia de seguir instrucciones.

5. “Te lo he dicho mil veces”
Esta es una frase que decía casi sin pensar cuando mi hijo repetía un error. Pero pronto noté que solo lo hacía sentirse mal, como si estuviera fallándome constantemente.
Ahora trato de enfocarme en soluciones en lugar de señalar lo repetitivo del problema. Esto me ha ayudado a evitar que las correcciones se sientan como un ataque personal.
Reflexiones Finales
Aprender a evitar estas frases ha sido un proceso que todavía estoy perfeccionando. He entendido que ser un padre más consciente no significa no equivocarse, sino reflexionar sobre nuestros errores y hacer cambios para conectar mejor con nuestros hijos.
Si estás en un camino similar al mío, te invito a ser paciente contigo mismo y con tu hijo. Cambiar hábitos lleva tiempo, pero los resultados valen la pena: una relación más sólida y respetuosa con nuestros pequeños.
¿Tú también has identificado frases que estás evitando decir a tus hijos? Me encantaría escuchar tus experiencias en los comentarios. ¡Sigamos aprendiendo juntos!

Deja un comentario